“¡Pago para que vaya a jugar!”,
“si sólo va a jugar mejor lo dejo en la casa”,
“eso de jugar no va a ayudar a nadie”.
“si sólo va a jugar mejor lo dejo en la casa”,
“eso de jugar no va a ayudar a nadie”.
Como muchos padres de hijos que
van a terapia, puede que esto haya cruzado tu mente. Según Virginia Axline el
juego es “el medio natural” de expresión del niño, es en donde logra expresar
sus sentimientos y problemas.
La terapia de juego que esta autora utiliza para que el niño se deje llevar es la no directiva; esta se basa en que cada individuo tiene la habilidad para resolver sus propios problemas de una manera efectiva, y al mismo tiempo, reconoce que la persona posee un impulso de crecimiento que hace que busque conductas maduras.
Esta terapia ofrece la oportunidad de que cada quien pueda ser sí mismo y permite aprender a conocerse. Hay 8 principios que rigen las sesiones:
La terapia de juego que esta autora utiliza para que el niño se deje llevar es la no directiva; esta se basa en que cada individuo tiene la habilidad para resolver sus propios problemas de una manera efectiva, y al mismo tiempo, reconoce que la persona posee un impulso de crecimiento que hace que busque conductas maduras.
Esta terapia ofrece la oportunidad de que cada quien pueda ser sí mismo y permite aprender a conocerse. Hay 8 principios que rigen las sesiones:
- El terapeuta debe desarrollar una relación interna y amigable con el niño, mediante la cual se establece una armonía lo antes posible.
- El terapeuta acepta al niño tal y como es.
- El terapeuta crea un sentimiento de actitud permisiva en la relación para que el niño se sienta libre para expresar sus sentimientos por completo.
- El terapeuta está alerta a reconocer los sentimientos que el niño está expresando y los refleja de nuevo hacia él de tal forma que logra profundizar más en su comportamiento.
- El terapeuta observa un gran respeto por la habilidad del niño para solucionar sus problemas, si a este se le ha dado la oportunidad de hacerlo. Es responsabilidad del niño decidir y realizar cambios.
- El terapeuta no intenta dirigir las acciones o conversación del niño en forma alguna. El niño guía el camino y el terapeuta lo sigue.
- El terapeuta no pretende apresurar el curso de la terapia. Este es un proceso gradual y, como tal, reconocido por el terapeuta.
- El terapeuta establece sólo aquellas limitaciones que son necesarias para conservar la terapia en el mundo de la realidad y hacerle patente al niño de su responsabilidad en la relación.
En resumen, lo que estos
principios quieren dar a entender es que hay que dejar que el niño se exprese y
aceptarlo tal y cómo es. Al inicio, no se le colocan limitaciones para observar
sus conductas y conocer los límites que él mismo se implementa o conoce, ya de
ser necesario se colocan ciertas normas para el juego.
El terapeuta refleja lo que hace el paciente, devolviéndole en palabras concretas las conductas o sentimientos que observa en el niño y así dejando que él pueda comprender como se dio a entender en un inicio. Con el tiempo el niño irá decidiendo el mejor momento para cambiar las conductas por las que ha sido enviado a terapia al buscar y encontrar conductas maduras que le resultan más satisfactorias que las inmaduras.
Así que no te preocupes si crees que tu hijo sólo juega en terapia, pues realmente le sirve y ayuda a que se dé cuenta de sus conductas y sentimientos ante las situaciones a las que se enfrenta.
El terapeuta refleja lo que hace el paciente, devolviéndole en palabras concretas las conductas o sentimientos que observa en el niño y así dejando que él pueda comprender como se dio a entender en un inicio. Con el tiempo el niño irá decidiendo el mejor momento para cambiar las conductas por las que ha sido enviado a terapia al buscar y encontrar conductas maduras que le resultan más satisfactorias que las inmaduras.
Así que no te preocupes si crees que tu hijo sólo juega en terapia, pues realmente le sirve y ayuda a que se dé cuenta de sus conductas y sentimientos ante las situaciones a las que se enfrenta.
Fuente: Axline, V. (2000). Terapia de juego. Ed.
Diana. México.
-I.L.